EN EGIPTO. LOS FELAHS. Fuentes: El Globo (Madrid, 1882) y El Mundo Ilustrado (Barcelona, 1879 / 1881)
Mujer Felah - El mundo ilustrado (Barcelona 1879) |
Se designa a los felahs a toda una clase social del pueblo egipcio, la clase campesina. Son los habitantes de aldeas o de los arrabales en las ciudades populosas. El felah es el trabajador de los campos; menos esclavos de ellos que de los hombres, porque ellos constituyen el único horizonte de su vida, aunque jamás aspire a ser su señor y propietario. Las tierras pertenecen al khedive, al bajá y al bey: el felah es quien cultiva como colono y jornalero, y la contribución que tiene que pagar en cuanto llega a poseer un campo propio, absorbe una gran parte en proporción al fruto de sus afanes.
Recorriendo los pintorescos campos que rodean a las grandes poblaciones egipcias, o vagando por las más insignificantes aldeas próximas al Nilo, se ven multitud de felahs entregados a las faenas agrícolas. Pero como la lluvia solo desciende sobre las tierras dos o tres veces al año, y las avenidas del Nilo no alcanzan a todas partes, es preciso arrebatarle sus aguas y distribuirlas por multitud de canales que lleven a los campos la fertilidad y la vida. Esa distribución constituye el trabajo ordinaro de los fellahs.
El viajero que recorre el Nilo ve
continuamente sus orillas ocupadas por mujeres fellahs que, después de
lavar sus ropas y aprovisionarse de agua, se cargan con sus dos o tres
hijos y otras tantas jarras, regresando ligeras a sus casas a pesar de
una carga que con dificultad resistiria un hombre regularmente fornido. Emprenden sus faenas al romper el alba, y cuando cae la noche, llena de frescura y de silencio, y en el oscuro fondo de la lejanía se destacan como sombras fantásticas las abiertas copas de las palmeras, regresan aquellos a sus moradas, verdaderas chozas de tierra, sin más techo que una cubierta de paja de sorgo, y sin más mobiliario que algunas esteras para el lecho común de la familia, y dos ánforas y otras tantas escudillas, aquellas para el agua y éstas para la frugal comida, consistente en muchas legumbres y pocas carnes.
Fellah y Noria de agua en Egipto - El Mundo ilustrado (Barcelona. 1879) |
La sencillez de las viviendas guarda relación con la sencillez de los vestidos. Son en los hombres de una simplicidad verdaderamente primitiva: un saco o túnica de lienzo blanco que cae desde los hombros hasta las rodillas, sujeto con un cordon a la cintura, y una pequeña capucha en la cabeza; tal es todo su atavío ordinario.
Joven sacando agua del pozo. El Mundo Ilustrado (Barcelona, 1879) |
Casi todas las felahs llevan anillos de metal en la nariz, collares de mucho relumbrón y brazaletes no menos vistosos en los brazos y tobillos. Casi todas ellas también, al hallar un europeo en su camino, recatan cuidadosamente el rostro. Otras menos escrupulosas o más bellas, no se cuidan de tal fórmula, común entre los árabes, y dejan ver su frente llena y abultada, sus ojos negros y apasionados, su breve nariz, su pesada y prominente barbilla; tamibién dejan contemplar a veces un pie pequeño y desnudo y una pierna delicadamente contorneada.
Goza fama la mujer felah de extraordinaria gracia y gentileza en sus formas y ademanes.
En Egipto. Mercado en Desuk - El Mundo Ilustrado (Bardelona, 1879) |
Con no menos razón se les tilda de soberbias e iracundas; se traban a lo mejor en reñidas peleas, con las más irresistible gritería, al cabo de cuyas luchas, aquellas que salieron derrotadas arrójanse puñados de tierra o barro sobre el cabello y prorumpen en enérgicas invocaciones a Alah y en grotescos y lúgubres lamentos.
Las bodas entre los felahs constituyen uno de los rasgos más curiosos y característicos de sus costumbres.
No es el matrimonio en Egipto un acto público intervenido por la ley. Es un mero contrato - confirmado por dos testigos, y autorizado a veces por el Cadí- entre el novio y los padres de la novia. Jamás ésta aporta dote al matrimonio; pero tampoco recibe garantías de eterna unión con su marido; puede éste despedirla cuando y cómo le acomode; ni áun derecho tiene la esposa a demanda de divorcio, salvo el único caso de ser imposible la misión del matrimonio por parte del marido.
Las ceremonias nupciales son las verdaderas fiestas de los felahs.
A la hora de la oración, el novio y sus invitados acuden a la mezquita; desde allí seguidos de una turba de curiosos y de músicos, dirigense a la casa de la novia, que acaso no conoce a su prometido. Delante de la casa se ha levantado una gran tienda, donde se celebra el banquete de bodas.
Felahs en oración- La Esfera (1920) |
Joven Fellahina. La Esfera. (1920) |
Penetra la novia en la habitación donde le aguardan su prometida y sus más próximos parientes, y poco después se presenta a los convidados en unión de ciertas mujeres, cuya delicada y honrosa misión es dar fe de la pureza de la novia, ya desposada. Los concurrentes rompen en una explosión de salvas y felicitaciones al desposado, y desfilan ante él dejándole en la mano cada cual una moneda.
El feliz mortal objeto de tanta ovación vuelve a penetrar en la casa, y a salir al punto con su esposa en los brazos. Ya no falta sino un detalle por demás expresivo.
Marido y mujer se dirigen a la fuente más cercana, y si es posible al Nilo. El marido toma una bocanada de agua, la vierte en la boca de su media naranja, y la ceremonia nupcial ha terminado.
Violinista del Cairo. El Mundo Ilustrado (1881-1883) |
El complemento de estas fiestas, a que concurren infinitos convidados, es la comida, y despues las danzas y los cantos; animadísimos exparcimientos que respiran toda la alegre espontaneidad genial o institiva de estas gentes.
El fellah es por naturaleza alegre, sobrio y, en cuanto se lo permiten sus escasos medios, inclinado al ahorro; sin embargo es liberal y jamás escaso en la hospitalidad y la limosna. Sus necesidades son pocas y entre ellas cuenta la música. Nada hace el fellah sin acompañarlo con su canto; canta en el trabajo, en el juego, en las bodas y hasta en los entierros, lo mismo montado en su camello que dirigiendo su ligera embarcación por el Nilo. Sus cadencias son agradables, pero muy difíciles de aprender para el europeo; su instrumento favorito es una especie de violin de dos cuerdas (rebab).
El fellah es por naturaleza alegre, sobrio y, en cuanto se lo permiten sus escasos medios, inclinado al ahorro; sin embargo es liberal y jamás escaso en la hospitalidad y la limosna. Sus necesidades son pocas y entre ellas cuenta la música. Nada hace el fellah sin acompañarlo con su canto; canta en el trabajo, en el juego, en las bodas y hasta en los entierros, lo mismo montado en su camello que dirigiendo su ligera embarcación por el Nilo. Sus cadencias son agradables, pero muy difíciles de aprender para el europeo; su instrumento favorito es una especie de violin de dos cuerdas (rebab).
LA DANZA RAQS AL-BALLAS (Danza del Cántaro)
Este tipo de danza forma parte del folclor egipcio y se representan en ella a los campesinos. La Danza del Cántaro o Raqs Al-Ballas está inspirada en esas mujeres felahs que diariamente iban a recoger el agua con sus cántaros y lababan la ropa a orillas del Nilo.
Como toda danza folclorica se baila descalza con los pies planos, manteniendo el contacto permanentemente con la tierra. Los pasos son graciosos, con mucho coqueteo y mímicas. El ritmo es el fellahi (2/4) muy parecido al malfouf, es un ritmo rápido y ligero que normalmente se usa para efectuar la entrada o salida de la bailarina a escena. El vestuario es un vestido largo de algodón o de tejino natural y en la cabeza llevan un pañuelo con borlas a modo de tocado.
Como toda danza folclorica se baila descalza con los pies planos, manteniendo el contacto permanentemente con la tierra. Los pasos son graciosos, con mucho coqueteo y mímicas. El ritmo es el fellahi (2/4) muy parecido al malfouf, es un ritmo rápido y ligero que normalmente se usa para efectuar la entrada o salida de la bailarina a escena. El vestuario es un vestido largo de algodón o de tejino natural y en la cabeza llevan un pañuelo con borlas a modo de tocado.
Mahmoud Reda es el pionero de la danza teatral en Egipto, en 1959 fundó el grupo de danza llamada, "Reda Troupe", con el objetivo de dar a conocer al mundo su tierra, sus costumbres y cultura. Puso en marcha la creación de grupos de Danzas Folklóricas en las provincias, las universidades y escuelas de todo Egipto.
Esta es una escena de una de las peliculas que protagonizó junto con Farida Fahmy y que representan un grupo de campesinos. (año 1961)
Nabaweya Mostafa en una escepa de la película "Khadra Wel Sindibad Al Kebly" de Rotana Zaman.