Nos situamos en la antigüa Persia, hoy en día Irán. El imperio Persa o Imperio Aqueménida, alcanzó su máximo apogeo en el S. V aC. Durante el reinado de Cirus II se expandió por los territorios actuales estados de Irak, Tukmenistán, Afganistán, Uzbekistán, Turquía, Chipre, Siria, Libano, Israel, Palestina y Egipto. El imperio concluyó cuando el último rey, Darío III, fue vencido por Alejandro Magno.En 1902 se extrenó en el Teatro Arenas de Beziers (Francia), con excelente éxito el drama lírico "Parysatis", escrita por la arqueóloga, fotógrafa y escritora, Mme. Dieulafoy y música del compositor francés Saint-Saêns.
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Representación de Parysatis en la pintura del iraní Hojat Shakiba |
PARYSATIS (440-385 aC), fue la hija extramatrimonial de Artajerjes I, rey de Persia, y Andia de Babilonia. Hermanastra de los sucesores al trono persa, Jerjes II y Darío II.
Se casó con su hermanastro Darío II. Tuvo una hija, Amestris y dos hijos, Arsaces también conocido como Artajerjes II, rey de Persia (r. 404-358 aC), y Cyrus (m. 401 aC). La raíz persa de la palabra Parysatis es Parechlon, que significa golondrina.
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Postal. Parysatis en el Teatro Arena de Bêziers. Lo mágico del drama de Mad. Diculafoy es la parte arqueológica que reprodujo sobre las Arenas de Béziers, los esplendores de Susa y de Persépolis. |
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Caroline Segond-Weber En Parysatis. |
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Cora Laparcerie, actuó varias veces en el Teatro Arena de Béziers |
En las plataformas y terrazas superpuestas se elevaron palacios imitando las construcciones persas y asirias.
Los trajes fueron confeccionados por el célebre modisto M. Courin, las decoraciones pintadas por M. Jambon y las actrices fueron: la escultural rusa Lucette Korsoff, la linda Faber, la esbelta Odette de Fehl que desempeñó el papel de Darío, la hermosa Mad. Segon-Weber que fascinó al público con su talento y su inspiración sugestiva y la hechicera Cora Lapareerie.
La orquesta tuvo distinta colocación que en las óperas. Se formaron tres orquestas independientes cada una dirigida por su maestros, y todas a su vez dirigidas por un maestro general, que en esta ocasión fue Mr. Paul Viardot. Tan popular se hizo el espectáculo, que se hicieron preciosas postales que fueron codiciadas por los coleccionistas a causa de su mérito artístico y arqueológico (ver aqui).
Los trajes fueron confeccionados por el célebre modisto M. Courin, las decoraciones pintadas por M. Jambon y las actrices fueron: la escultural rusa Lucette Korsoff, la linda Faber, la esbelta Odette de Fehl que desempeñó el papel de Darío, la hermosa Mad. Segon-Weber que fascinó al público con su talento y su inspiración sugestiva y la hechicera Cora Lapareerie.
Unas 1.500 personas representaron la obra, comprendidas en ellas los actores, coros, bailarines y músicos.
La orquesta tuvo distinta colocación que en las óperas. Se formaron tres orquestas independientes cada una dirigida por su maestros, y todas a su vez dirigidas por un maestro general, que en esta ocasión fue Mr. Paul Viardot. Tan popular se hizo el espectáculo, que se hicieron preciosas postales que fueron codiciadas por los coleccionistas a causa de su mérito artístico y arqueológico (ver aqui).
LOS CREADORES: MADAME DIEULAFOY Y SAINT-SAÊNS.
Jane Henriette Magre, se casó con el francés Marcel Dieulafoy, ingeniero civil y un notable arqueólogo. Ambos fueron comisionados por el gobierno francés para hacer estudios arqueológicos en Persia.
Mme. Dieulafoy, se hizo célebre por sus expediciones y descubrimientos en Persia, desde 1881 a 1887. Mujer erudita, notable arqueóloga y excelente escritora que publicó varias novelas. Autora del dráma lírico "Parysatis", cuya acción se desarrolla en Susa, lugar donde el matrimonio realizó sus expediciones y de dónde las pasiones de los personajes históricos Artajerjes, Cyro, Darío y Parysatis, constituyen la trama de la obra.
Sus exploraciones las hizo a caballo, vestida de hombre, con el pelo corto, ocultando su condición de mujer con sus botas de montar, un gorro colonial y la carabina automática que colgaba a su espalda junto a su cámara de fotos. Todo despertó su interés: la administración del imperio, el comercio en los bazares, el clima religioso, político y social, las fiestas populares, los trabajos en los campos, y la vida cotidiana de los lugares vetados a la mirada extranjera, siendo una de las primeras europeas en introducirse en la noche de los serrallos de Teherán o Chiraz y recoger las confidencias de sus mujeres.
La exploradora fue una de las pocas mujeres a quienes el gobierno francés, por decreto especial, la autorizó vestir de hombre.
Mientras que Sr. Dieulafoy, director de la misión exploraban las ruinas de Susa y recogían los objetos curiosos; la señora Dieulafoy numeraba éstos, los clasificaba, los copiaba al lápiz o los fotografiaba, dirigía su embalaje y fijaba en cada bulto o caja la etiqueta correspondiente. La instalación del museo persa en el Louvre, fue ejecutada en pocas semanas bajo la dirección de los dos esposos.
Dotaron al museo del Louvre de frisos del gran túmulo de Susa; frangmentos notables del palacio de Darío I y de su hijo Jerjes; un soberbio león de piedra que mide 1,90 metros de altura por 3,50 de longitud; una figura de arquero de la Guardia de los Inmortales, de 1,53 metros de altura, primorosamente esmaltado; cilindros, sellos grabados, estatuas, monedas y otros innumerables objetos.
Mme. Dieulafoy, se hizo célebre por sus expediciones y descubrimientos en Persia, desde 1881 a 1887. Mujer erudita, notable arqueóloga y excelente escritora que publicó varias novelas. Autora del dráma lírico "Parysatis", cuya acción se desarrolla en Susa, lugar donde el matrimonio realizó sus expediciones y de dónde las pasiones de los personajes históricos Artajerjes, Cyro, Darío y Parysatis, constituyen la trama de la obra.
Sus exploraciones las hizo a caballo, vestida de hombre, con el pelo corto, ocultando su condición de mujer con sus botas de montar, un gorro colonial y la carabina automática que colgaba a su espalda junto a su cámara de fotos. Todo despertó su interés: la administración del imperio, el comercio en los bazares, el clima religioso, político y social, las fiestas populares, los trabajos en los campos, y la vida cotidiana de los lugares vetados a la mirada extranjera, siendo una de las primeras europeas en introducirse en la noche de los serrallos de Teherán o Chiraz y recoger las confidencias de sus mujeres.
La exploradora fue una de las pocas mujeres a quienes el gobierno francés, por decreto especial, la autorizó vestir de hombre.
El matrimonio Dieulafoy - La ilustracion artistica 1902 |
Dotaron al museo del Louvre de frisos del gran túmulo de Susa; frangmentos notables del palacio de Darío I y de su hijo Jerjes; un soberbio león de piedra que mide 1,90 metros de altura por 3,50 de longitud; una figura de arquero de la Guardia de los Inmortales, de 1,53 metros de altura, primorosamente esmaltado; cilindros, sellos grabados, estatuas, monedas y otros innumerables objetos.
Camille Saint-Saêns, fue un genio precoz, a los 2 años tocaba el piano, a los 5 interpretaba partituras de Mozart y a los 10 era aclamado en la Sala Pleyel.
Autor de las Nupcias de Prometeo, de La danza macabra, de Etienne Marcel, de Ascanio, de Phryné, de Proserpina, del Himno a Victor Hugo, de Samsón y Dalila, y de tantas obras maestras demostró su genial inspiración con la partitura de Parysatis.
En octubre de 1901 Saint-Saêns aseguró a Madame Diculafoy que su obra le convenía y al poco tiempo partió para El Cairo. Allí, perdido en la muchedumbre, sintió la influencia dominadora del medio ambiente, escuchó los cantos populares transmitidos de generación en generación y oyó tocar los primitivos instrumentos de música a cuyo son se agitan los derviches y danzan las almeas, y su oído, tan declinado, recogió extraños y encantadores ritmos que dan a la partitura una originalidad sorprendente.
"PARYSATIS". ARGUMENTO DE LA OBRA:
Los dos hijos de Parysatis, reina de Persia, Artajerjes el heredero legítimo del trono y Cyro el rebelde, acaban de darse una batalla en la que perece éste último, preferido de Parysatis, el cual mandaba un ejército de helenos. La cabeza y las manos de Cyro son enviadas a Susa como trofeos del vencedor. Parysatis al saber la desgracia de su hijo predilecto aparece en escena, descompuesta y llorosa, y al compás de una música tristisima exhala sus quejas.
Al desaparecer la reina se lleva el cofrecillo de oro, cubierto de púrpura en el que se hallan la cabeza y manos de Cyro, se presenta Artajerjes anunciado por los heraldos y la música real. Y entonces comienza un brillantísimo desfile, en el que figuran soldados vencidos, cautivos, trofeos de guerra, soladados vencedores, pueblo, etc. Para los uniformes y para la decoración de esta escena, la autora - Madame Diculafoy - aprovechó sus estudios arqueológicos hechos en Persia, reproduciendo los bajos relieves de Persépolis y el friso de los arqueros de Susa. Al aparecer el rey vencedor, se presenta en una litera la cautiva Aspasia, mujer helena de singular belleza, favorita de Cyro, la cual ha sido, hecha prisionera en la tienda de éste. La litera va escoltada por Darío, hijo de Artajerjes.
La reina Parysatis, deseando ganarse la voluntad de su hijo, viene a rendirle homenaje ya felicitarle por su triunfo.
Darío, a instancias de Aspasia por la quemuestra desde un principio gran inclinación, pide a su padre la libertad de los prisioneros. El padre rehusa al principio, pero cede al fin ante las súplicas de la cautiva. Así termina el acto primero.
La reina Parysatis, deseando ganarse la voluntad de su hijo, viene a rendirle homenaje ya felicitarle por su triunfo.
Darío, a instancias de Aspasia por la quemuestra desde un principio gran inclinación, pide a su padre la libertad de los prisioneros. El padre rehusa al principio, pero cede al fin ante las súplicas de la cautiva. Así termina el acto primero.
SEGUNDO ACTO. Al levantarse el telón, damas de honor tejen y bordan, cantando delante de la tienda real, Darío declara su amor a Aspasia "Si es preciso, dice, por tu posesión yo renuncio al trono". Ella va a declararle que su pasión es correspondedida cuando la llegada del rey y de Parysatis hace huir a Darío.
Artajerjes juega a las tablas con su madre. Mientras tanto se celebra un baile de marcado estilo oriental, muy alabado por la crítica.
Artajerjes queda solo con Aspasia y le delcara su amor. Aspasia lo rechaza violentamente.
Vuelve Darío de la caza, y al oír que Parysatis prometerá Artajerjes enviarle la cautiva al harem real, quere rebelarse contra su padre para disputarle la mujer amada.
TERCER ACTO. Va a firmarse el tratado de paz entre la Persia vencedora y la Grecia vencida. Parysatis consigue del rey que proclame a Darío príncipe heredero. Con arreglo a la tradición, el heredero al ser proclamado tiene el derecho de pedir una gracia que no se le puede rehusar. Darío pide que se le entregue Aspasia. El rey se subleva contra la peticón y manda que elija la misma Aspasia entre el padre y el hijo. La cautiva elije a Darío. El padre alega la religión extranjera de Aspasia pero ésta a petición de Darío renuncia la religión griega y abraza la religión persa. Artajerjes se niega de nuevo. "Una mujer consagrada por mi deseo, dice, no puede pertenecer a nadie más que a mi". Darío desesperado, se lanza puñal en mano contra su padre. Aspasia le arrebata el puñal y se mata diciendo: "Darío, te amo".
El rey manda dar muerte a su hijo. Parysatis intercede y Artajerjes la destierra a la Bactriana. La reina entonces lanza en hermosos y terribles acentos, una violenta maldición a su hijo que le privó de su otro hijo querido, de su nieto amado, de su ambición de reina, de su libertad de mujer, diciéndole airada:
"Después de haber matado y mutilado el cuerpo de Cyro, después de arrancarme a Darío, me entierras viva. Pues bien: que tu destio se cumpla. Escúchame, Artajerjes, hijo de Darío y de la reina Parysatis, rey de reyes, señor de muchas tierras, escúchame y recuerda mis palabras.
Que el pan se seque antes de llegar a tus labios. Que el agua pura de las fuentes sea amarga a tu boca. Que el sueño huya de tus párpados. Que los demonios se sienten a la cabecera de tu lecho. Que ellos te atormenten lo mismo bajo los rayos del sol, que a la claridad de la luna, que en las ténebres de una noche oscura.
Que encuentres por todas partes la rebelión y el odio; que inspires horror a todos los hombres y a todos los seres vivos; tú que te has hecho servidor de la muerte, tú que llevas por cortejo el asesinato y el incesto. Ve, camina bajo el peso de mi cólera, y recibe como castigo supremo que tus hijos, seducidos y altrajados, den a la Persia, hijos que a tí se parezcan. Artarjerjes: maldito, maldito seas..."
La multitud, asustada se posterna y Parysatis, altiva e impaciente se retira. Artajerjes se precipita hacia el cuerpo de Aspasia, lo mira con espanto, y dominado por infinito temor huye como poseído por el genio del mal. El coro eleva sus preces a Dios y pide que la Sabiduría y la Piedad intercedan y otorguen su perdón para tantos crímenes.
Parysatis de Saint-Saêns, interpretado por la Filarmónica de Londres dirigida por Geoffrey Simon.
Parysatis: Entree du ballet: Quasi Adagio - 0:39
Parysatis: Allegro non troppo - 1:59
Parysatis: Moderato - 3:05
Parysatis: Molto Allegro - 2:04
FUENTES:
El Estreno de Parysatis - La Ciudad Lineal 20-03-1903
Revista de Aragón, octubre de 1903
El Drama Lírico "Parysatis" - La Ilustración Artistica 20-10-1902
Jane Dieulafoy - Mujeres Viajeras
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